Dentro de tres días una mujer se esconderá allá
en el espacio que hoy está preparando para ella
llevará en su mano derecha una navaja ensangrentada
y con la izquierda tratará inútilmente de secarse las lágrimas
su lloro será inhóspito agridulce y tierno
lamentará no haber podido pensarlo mejor
lamentará no haber podido hacerlo mejor
correrá por azoteas por lagunas por ventanas
se esconderá de ella misma de su espejo de su silencio
de sus ganas de vivir de sus canciones en inglés
de sus poemas de sus vestidos y de sus uñas
se lastimará con la misma navaja asesina
para dejarse un recuerdo del rencor de la desgracia
rezará al dios en el que hoy no cree
y Dios se reirá de ella y no la perdonará
por traicionarlo por insultarlo por rezar a otro
ella tampoco se perdonará aunque quiera hacerlo
estará asustada de lo que es capaz de hacer
de su capacidad de inventar
de su capacidad de resignarse
de matar de querer morir y de volver a matar
se tranquilizará después de un tiempo
volverá de su lugar lejano
querrá olvidar todo lentamente
pero su olvido la expulsará a ella
no le importará y creerá que todo puede mejorar
todo irá bien todo se normalizará.
No quiero que la sangre de esa navaja sea la mía
mañana es 22 de mayo
mañana voy a matarla.
21 de mayo de 2009
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