Y te demoras en venir

Y te demoras en venir,
e imagino tu presencia, que ya no existe
en mis días austeros, en mis días lastimeros,
y demoras tu distancia
a la distancia de tu sonrisa, de tu rostro y de tu frente,
como una luciérnaga fantasma, sin puntos, sin rumbos
que detallen su recorrido uniforme,
igual que la sangre de tu mejilla
cuando recorre hasta tus labios
y se encierra en un beso lastimero y otra vez austero.
te demoras, como si ya no importara,
y llueve, pero nada se moja, llueve
de tu ausencia, de mis días, y de tu sonrisa
cuya distancia ya extraño, como tu mejilla;
llueve y tú te demoras, a entrar en tu alma
y acercar tu distancia a esta distancia mía
que llora de tu presencia.
me encierro en ti, con cuidado,
como una luz que adeuda tu existencia.